-No, ¡espere! –dije gritando mientras corría- mierda –susurré viendo como perdía la única oportunidad de llegar puntual a coger el tren, me senté en mi maleta pensando en que hacer y dando un fuerte suspiro el cual hizo que un pequeño mechón volara sobre mí nariz.
Por cierto, me llamo Paula, de un pequeño pueblo de Madrid, rubia de ojos claros y tez blanca, iba a pasar un estupendo verano con mi mejor amiga en Cádiz, pero había un problema, mi taxi se había ido.
Miré mi reloj y desesperada me giré hacía la parada de autobús, pensé en coger lo, pero la cola era tan larga que casi llegaba a doblar la esquina y encima era un viaje largo para los pocos minutos que me quedaban, volví a mirar la hora algo más preocupada, me levanté, respiré hondo, asentí, cogí mi maleta por el asa haciendo que se levantara del suelo y comencé a correr esquivando a toda la gente o al menos intentándolo ya que con las prisas choqué con un par de personas, las cuales se sintieron un poco molestas por ni siquiera disculparme, pero era evidente que no tenía el tiempo suficiente como para hacerlo, continué corriendo unos minutos más aún más desesperada y perdida que nunca hasta que por desgracia en un semáforo un coche se paró delante de mí impidiendo me el paso, agarré aún más fuerte la maleta y cuando me disponía a rodear lo una voz proveniente de él me dijo - ¿Te llevo? – me preguntó una grave voz, miré hacia el auto, un gran, rojo y descapotable auto, en el cual había un chico de ojos pequeños y marrones, una cara rectangular y masculina, de piel un poco más oscura que la mía, un pelo oscuro casi negro y una bonita sonrisa, este me miró y me volvió a preguntar
- ¿Te llevo? – Yo le miré algo extrañada y con la respiración acelerada mientras sus ojos color caramelo se clavaban en los míos
- ¿Es a mí? – al hacer esa pregunta el soltó una pequeña carcajada
-¿Ves a otra chica nerviosa y desesperada que lleva corriendo como una loca varios minutos? – Me comentó alzando una ceja, entre cerré los ojos mirando le
- ¿Eres capaz de llegar a la estación en menos de diez minutos? – Dije acercándome a la puerta del copiloto
– En cinco si me lo pides – Me respondió con un aire juguetón, yo le miré de forma desafiante y subí mi maleta al asiento trasero
– Por favor – agregué mientras me montaba rápidamente en el coche, él asintió sonriendo y antes de que pudiera ponerme el cinturón ya estaba acelerando, giró una curva, luego otra y así sucesivamente, cosa que me demostró lo mal que conducía, quiero decir, no es que condujera de esa forma, si no que lo hacía muy rápido y a su manera, saltándose las señales, derrapando en las curvas y quieras o no eso preocupaba, mientras seguía en ese inesperado y peligroso viaje no pude evitar agarrarme a la siento y mirar hacia delante ya que al ser un descapotable y al ir a esa velocidad no podía mirar a otro lado a causa del viento. Al cabo de unos pocos minutos, estábamos justo en la entrada de la estación –Sana y salva- Pensé, resoplé y me bajé del coche
– Muchísimas gracias- dije cogiendo mi maleta con algo de prisa.
– De nada – me respondió el- Por cierto, me llamo Carlos – agregó mientras colocaba su brazo en la ventanilla.
– Paula –respondí aún con la respiración algo agitada y de nuevo comencé a correr con mi maleta en las manos, entré en la estación y me fijé en todo mientras buscaba el lugar donde se cogían los trenes, había gente pasando de un lado a otro, muchos con las misma prisas que yo, otros tranquilos y relajados ya que su tren no llegaba hasta dentro de unas horas, había personas que lloraban despidiéndose de familiares, en cambio había otras que se daban abrazos de alegría ya que acababan de llegar, a unos metros de mí había un grupo de extranjeros mucho más perdidos que yo, con sus mapas gigantes de toda la ciudad, sus enormes mochilas colgadas a la espalda y esas gorras para que no les diera el sol, pero no podía pararme, mientras entraba a el andén de mi tren, se podía oír gritos de gente como “¿Cómo que no tiene usted mi billete?” o “Maldita sea, tienen que quedar más sitios libres, no puede estar todo completo ya” pero tampoco les di mucha importancia, seguidamente me subí a las lentas y largas escaleras mecánicas que tanto odiaba, pero no tenía más remedio, comencé a impacientarme cuando esa escalera no llegaba a bajo y al fondo se veía llegar el tren, me adentré entre la multitud y por fin llegué a mi andén, anduve rápido ya que estaba algo cansada de correr tanto – No puede ser –susurré al ver como el tren pasaba por delante de mis narices.
- ¡Espere! –grité nerviosa y empecé a correr detrás de él hasta que lo perdí de vista y una vez más me quedé sin mis vacaciones – Si no hubiera sido tan patosa como para quedarme dormida o perder el taxi, nada de esto habría pasado, genial Paula, bien hecho – me decía a mi misma con tono irónico una y otra vez mientras regresaba a por mi maleta ya que la había dejado junto a un banco antes de salir corriendo por última vez.
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Por si no lo sabéis, el chico, Carlos es Josh Hutcherson, pero con otro nombre evidentemente. Espero que os vaya gustando por ahora, no olvidéis comentar por favor.
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